Mientras muchos se preguntan si tiene algo de cierto o no el hecho de tener la facultad de desprender nuestra “alma” de nuestro cuerpo por medio de una profunda meditación, generalmente mientras se duerme; existe una neociencia que usa la proyecciología como herramienta para realizar estudios acerca de la consciencia humana.
Los conscienciólogos son a la vez científicos y objetos de estudio, pues estudian a la conciencia desde su propia experiencia a través de los viajes astrales que realizan. Se afirma que al separar la conciencia del cuerpo físico se puede viajar a diferentes dimensiones y se puede tener una apreciación dimensionalmente mucho más compleja de lo que implica nuestro “YO interno”. Esta neociencia plantea que las proyecciones astrales no son más que un adentramiento profundo dentro de nuestro subconsciente liberándonos de lo físico y concentrándonos únicamente en nuestro interior, es por eso que se puede ver nuestro propio cuerpo; es tan solo un reflejo que produce nuestra mente.
Tal vez sea factible asumir que los viajes astrales son, en realidad, viajes al interior de nuestra propia conciencia y no un desprendimiento de nuestra alma como se cree convencionalmente. Nuevamente se puede llegar a la conclusión de que el poder y la complejidad de la mente humana son inimaginables y aún desconocidos en gran parte por la ciencia. El hecho de que se estén asumiendo métodos de investigación totalmente inusuales implica que la concepción de realidad se vea inmersa mucho más allá de un plano solamente físico, por lo que actualmente no resultaría tan increíble el hablar de otras dimensiones o de la inmortalidad de la conciencia. Es así que las proyecciones astrales comienzan a ser cada vez más “cotidianas” y podrían ser la clave para una futura revolución en el campo de la ciencia.
Diego Alfaro
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