Si se hace una comparación entre los “sucesos inexplicables” que existían en la edad media y los actuales, se aprecia claramente como estos hechos pierden su posición de inexplicables conforme el avance de la ciencia en sus diferentes ramas de estudio.
La ciencia ha logrado socavar la mayoría de creencias de origen “sobrenatural”, dejándolos sin sustento, como el caso de la lepra y su origen en el enfado de Dios con ciertas personas, hasta aquellos casos que, sin ayuda de estudios específicos, no podrían haber tenido explicación aceptable.
Por otra parte, queda aquella minoría que persiste hasta nuestros días con la clasificación de “imposible explicar”. Aquí es donde se sitúa hechos como el exorcismo.
Las distintas religiones dan una explicación clara sobre un exorcismo, consistente en expulsar entes malignos posesionados en seres vivos o inertes; pero la ciencia es aquella que, como hace cientos de años, encuentra limitaciones para explicar el origen de las posesiones y cómo un ritual de exorcismo logra que los eventos paranormales producidos terminen de manifestarse.
Otra peculiaridad es que, en los casos conocidos de exorcismos, quien puede parar esta actividad es un pastor de cierta religión, se desconoce de algún exorcismo exitoso sin la intervención de alguien entrenado para combatir este fenómeno. Ninguna píldora, ningún medicamento y ningún tipo de tratamiento surgen efecto en los poseídos, sólo el ritual que se les realiza.
El exorcismo exitoso encuentra la solución en situaciones en las cuales es necesario la intervención de ciertos factores: presencia de objetos religiosos, exorcista, oraciones, etc. Por este motivo y los anteriores expuestos, ¿es posible afirmar que he aquí un verdadero fenómeno paranormal, o es la ciencia que por sus distintos obstáculos no ha podido desarrollarse lo suficiente y explicar estos fenómenos? ¿Falta desarrollo científico o es la religión expresándose en estos sucesos? Es el tiempo quien tiene la respuesta.
Miguel Moreno
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